viernes, 2 de octubre de 2015

Tango suicida

Creía que me salvaría a tiempo, pero cuando me fui a dar cuenta ya estaba hasta arriba de mierda, o de pena marchitada, que es lo mismo. Te conocí y pronto me diste la confianza para subir al segundo piso de tu sonrisa, para luego tirarme por una ventana que más bien parecía de un quinto. 

Creía que me salvaría a tiempo.
Y es que me he visto fracasar tantas veces, me he visto romperme en tantos labios, me he visto morir tantas veces... que pensaba que esto sólo era efímero. Tú quisiste prometerme sonrisas, agarrarme a la mano intentando descifrar el código secreto de mi inmunidad y llenarme la habitación de humos, o la cabeza.

Pero no sabes lo que es despertar un día medio rota... porque ni siquiera sabes qué es estar despierto. Ni tienes idea alguna de la puta guerra nuclear que son tus miradas para mi cuerpo, cabrón.  Ni lo sabes, ni vas a saberlo, porque las ocasiones van a seguir pasando y voy a seguir dejando palabras
 llenas de ojalás, ocasiones para recordar, cervezas a medias como la de hoy y una sensacion que me causas con la horrible sonrisa con la que siempre las firmas cuando te marchas.

Y no sé de que me extraña. Ya me lo dijiste. El amor esta sobrevalorado. 


Al menos ahora, tenemos heridas que arreglar, porque ya no sabemos querer sin doler. Y yo ya no sé que es sentir sin sentirte. Y es que una cosa es morir y otra muy distinta, dejar que te maten.