viernes, 7 de agosto de 2015

'Hate to see your heart break'

Los días grises. Los días de autodestrucción, por desgracia o por encanto. 
Ese es el momento en el que todo se para, el tiempo se detiene, para poder aflorar los miedos y la rabia, pero a veces por mucho que aflores siempre queda algo escondido, quedan restos, restos que se aferran por dentro, para que esa pizca de inseguridad permanezca contigo y vaya creciendo mas, y mas, y mas hasta que vuelvas a desahogar todo lo que tenias escondido, que siempre se queda en nada, en un par de lagrimas derramadas en un sofá y un techo blanco que no te consuela.

Sinceramente es así como me siento algunas veces, colapsada. 
Colapsada de palabras que debería decir, expresarme, hacer sentir a otras personas como me siento. Pero es mas fácil hacer que no pasa nada y guardarlo todo dentro de una coraza, esa coraza que te va absorbiendo poco a poco y que te va enfriando el alma muy lentamente, sin que te des cuenta. Pero el ser humano es así por naturaleza, nos gusta complicar las cosas y elegir siempre el camino mas complicado del mas fácil. Qué simples somos los humanos cuando con el tiempo llevamos un par de espinas clavadas al alma y alguna que otra laguna.


Pero hoy tampoco me apetece hacer de la nada un todo. Por eso escribo, sonrío y seguramente me impregne con canciones que me hagan fluir, fluir en esta realidad irreal de silencio dentro de mi cabeza mientras se escucha un eco de fondo "Hate to see your heart break".
Cuantas heridas me ha descosido esa canción, cuanta nostalgia me ha hecho sufrir y cuanta desilusión convertida en una sonrisa triste me ha marcado tanto a fuego, a veces indolora de tanto padecerla.

Estúpidas salas negras mentales, donde cogemos vicio a golpearnos la cabeza a cada recuerdo que hace de pared.


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