jueves, 24 de septiembre de 2015

25º Grados A

Hoy empieza mi otoño. Hoy empieza mi otoño y otra vez, es imposible no recordarte. 

Hoy es día de que mi mente repasa mis recuerdos. Se sienta en su viejo sillón en un rincón de mi cabeza y contempla en el gran televisor la película de mi vida. Y entres sus dudas del pasado, se pregunta qué efecto del destino hizo que fuésemos bolas en una mesa de billar que acabasen juntas en el mismo agujero. (Es tarde para preguntárselo. Mentira, nunca es tarde) La cosa es que aquellos días el mundo dejo de ser de todos para ser nuestro. O al menos así lo sentía. O al menos eso me bastaba, me llenaba. Y todo se convirtió en el juego entre tu camisa negra a juego con tus ojos, o en la forma en la que sol tostaba tu piel marcando la diferencia entre tus manos y mis piernas. Y según avanzaban nuestras fichas, yo ganaba brillo en los ojos y tu amplitud en la sonrisa.
 Divertido, los juegos siempre lo son. Creo que ese fue el mayor problema, que para mí la vida era un casino y para ti aquello era una casa. Y para ti que sonreías y parecías una risa, eras seriedad, y yo para la que iba a medias tintas entre sonrisas y miradas perdidas, era la gracia. Bonita contradicción, siempre lo fuimos. Y salio un game over que indica que fue hora de otra partida, de otros contrincantes. Pero da igual, da igual que tu camino fuera el de la derecha y el mío de la izquierda, da igual que ya no seamos o que lo mismo nunca lo hubiésemos sido. Me quedo con mis recuerdos, con tu amplia, perfecta sonrisa y tu sudadera gris, y tu con los míos, los que no se cuales seran.. Nos quedamos con lo que fuimos, que ya es más que nada. En fin, hoy no es día de mis recuerdos. Hoy es tu día. O el día de aquellos días. 

Lo que no ves - POL 3.14

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