miércoles, 23 de septiembre de 2015

Chica de ayer

 Cuando era pequeña me daba mucho miedo dormir con la puerta cerrada. Aunque no hubiera luz alguna, aunque no existiera abertura dónde poner la boca y respirar rayos de sol, necesitaba saber que no estaba incomunicada y encerrada en una habitación con unos monstruos azules que salían de mi armario empotrado. Sé que siempre duermo con los ojos cerrados, pero no me gustaba la oscuridad.

 Solía soñar que llovía muy fuerte. A veces llovía tan y tan fuerte que el agua entraba por la ventana y se colaba en mi dormitorio. Primero sólo creaba charcos pequeños debajo de la cama, pero a medida que mis sueños se mezclaban y homogeneizaban, la borrasca se hacía más intensa y acababa por inundar el cuarto. Yo no intentaba sobrevivir, sólo quería abrir la puerta. 

A veces, cuando lo conseguía, imaginaba que llegaba nadando hasta el centro del universo.Pero no se a veces cuando lo pienso pienso, solo recuerdo todas las veces que me ahogaba y todas las cosas que gritaba mientras el agua me abducía hacia las profundidades. Llevaba un vestido rosa y el cielo estaba pintado de gris, eso también lo recuerdo. “No llores” me decía a mi misma. “Harás que el agua esté salada”.

Después de tanto tiempo, lo pienso bien y es ridículo. y pienso que si levantas la cabeza, el cielo oscila. Es como si lo que tuviera que estar debajo de nuestros pies estuviera encima y demás. Por eso llueve. Por eso hay días fríos en momentos calurosos y momentos sofocantes en temporadas heladas.

Qué raro. En el día de hoy puedo decir y afirmar que soy incapaz de dormir con la puerta abierta.

Fly - Sleeping with Sirens




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